"EL CIUDADANO DEL PEZ DE LOS PEJES"
Mientras más desnudo esté el pez, más prospero es en su vivencia. Desafortunadamente esta nota que acabo de escribir no está muy garantizada en nuestra biósfera. La isla más caliente del Caribe, Cuba.
De todos es conocido que el calor que nos embriaga en el verano ya casi rompe los pocos termómetros que nos quedan. Como también la poca vergüenza que tampoco nos queda dentro de las famosas leyes gubernamentales de ésta susodicha isla.
Fue ayer, que una vez más, se puso de manifiesto que el pez cubano solo se pesca si es eso. Un cubanote de pura cepa que solo puede o someterse a agachar su cabeza o puede muy bien someterse a liquidarle la cabeza al otro. Al otro idiota que inventa su ley y la echa a rodar como una bolita de billar. Que solo se rompería si quien le da el golpetazo es un extranjero, o un yuma, o un turista
Según le llegue el concepto a la lengua del cubano.
De ese buen y humilde cubano que con su sol abrazante. Su chorro de sudor corriéndole como toro bravío en plaza española se desplaza sin mucha parsimonia a pagar su ya famosa tarifa de cuentapropistas en la pequeña Agencia Bancaria de su poblado villaclareño.
Su short bajo rodillas, sus sandalias de cuero bien gastadas y su pulóver de súper héroe cubano lo acompañan junto al centenar de papeles enrollados que lleva dentro de sus manos. Y que sacando la cuenta son casi de la misma anchura que de los billetes que tiene que dejar para el pago en la ventanilla de la muchacha del Banco, que le dice con su sonrisa de buena gente: "Que no puede atenderlo en esas condiciones" "¡Está prohibido así como él está!"
Entonces el cubanazo se miró. Miró al público presente, miró a todos los trabajadores de
Entonces solo atinó a sacarse su humilde pañuelo, secarse el sudor que ahora era más abundante que si el sol hubiera rajado los cristales que no eran cubanos de las paredes de
Después nos quedamos todas las mujeres cubanas en short y no en short dentro de aquellos cristales haciendo nuestras gestiones bancarias sin recibir regaño alguno o amonestación alguna. Y es por eso que todavía hoy, después de este hecho, nos preguntamos: ¿Quién olvidó otra vez a los derechos humanos?
Sería también muy bueno, entonces, preguntarse quién pagará ahora la tarifa del cuentapropista del short, si el cubano éste decide seguir en short. Pero no para
Mayo, 2012. Cuba.
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