El Cuentapropismo Cubano tiene su encanto

 

 

LA TIENDA DEL BABA

 

-LA ARTESANÍA DEL SIGLO XXI-

 

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IDANIA BACALLAO ITURRIA

ESCRITORA Y ARTISTA DE LA PLÁSTICA.

CUBA, 2013

 

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MACHUCA MACHUCADOR

LA FRAGUA DEL HERRERO

¡Oh, Padre, oh claro sol! No desampares

Este suelo jamás, ni estos altares…

Tú al labrador despiertas

-J. J. Olmedo-

(Ecuador)

 

A MI ABUELO, PANCHITO BACALLAO, COMO EL LABRADOR QUE AÚN DESPIERTO GRITA SOBRE SU PECHO: ¡VIVA CUBA LIBRE!

 

 

Mi abuelo fue lector de la fábrica de tabacos de un pueblo nombrado Rancho Veloz en la costa norte de Cuba.  Eran días obligados para ocuparse  de los centavos del alimento, fue por eso que tuvo que someterse ante el terrateniente millonario del pueblo al elegirlo entre los tantos trabajadores que tenía en su haber para que cada tarde abandonara a su pequeña  y privada herrería y se subiera al podio de la tabaquería para leer así página a página de toda una inmensa multitud de libros que siempre escondía en un closet secreto de su rancho.

 

Una de esas tantas tardes en que leía con tanta dulzura y sabiduría fue interrumpida su lectura por un emisario que traía un mensaje del Padre Eusebio Dolores.  El mensaje decía: La Revolución triunfó sobre la dictadura de Fulgencio Batista.  Ahora existirán nuevas demandas básicas: Restablecimiento del orden constitucional de 1940, reforma agraria “moderada”, igualdad civil, justicia social, soberanía nacional y democracia representativa.  El poder ahora está en la persona de Fidel Castro.

 

Mi abuelo, con su común parsimonia y su perfecta adición en la lectura, terminó de leer aquel mensaje que había llegado con una cara no muy agradable al respecto.  A las claras se descubría que no estaba satisfecho ni mucho menos de acuerdo con el desastre que ya consideraba que ahora llegaba a su patria, pero con más destrozo que otro cualquier sistema político anterior al que ya hubiera estado en la presidencia de Cuba.

 

Y no se equivocó.  Por eso fue que mi abuelo llegó aquel día al hogar más preocupado que de costumbre, pues su única gran riqueza consistía en la fuerza de aquella peseta que por su lectura le daba aquel terrateniente a la semana para alimentar a la familia y sustentar algunos materiales de su pequeña herrería.

 

El comienzo de la formación de un régimen totalitario nuevo dentro de aquella revolución popular triunfante asimiló vertiginosamente la adopción del marxismo leninismo como ideología de Estado y la incorporación de la Isla a un tal llamado bloque socialista.  Todo esto ya mi abuelo lo había pronosticado entre sus amistades como si hubiera sido una profecía bíblica que le hubieran dictado los santos en los que creía.

 

Esta elección de las nuevas élites del poder produjo una estela de conflictos internos y externos dentro del país.  El exilio fue algunas de las consecuencias visibles de aquella deriva totalitaria.  La otra, ahora y hoy más conocida, fue la vertebración de un gran movimiento opositor al naciente comunismo cubano.  Ahí tampoco faltó mi abuelo: Eligió la lucha, pero desde adentro.

 

La experiencia de aquel movimiento opositor, integrado por toda una generación de jóvenes demócratas y católicos cubanos, ha sido casi borrada de la historia contemporánea de Cuba.  Mi abuelo, uno de los grandes líderes de estos opositores fue asumido no solo como adversario del nuevo Estado, sino como un enemigo potencial a la nación.  Su fuerte y aguzado sentido de libertad le trajo múltiples contingencias.   Pero nunca mi abuelo perdió ni la fe ni su religión por la historia cubana, que llena de maravillosas muestras milagrosas de amor hacia la Patrona de Cuba, a cuyos pies siempre vio a miles de figuras de humildes nativos, indios y todo un pueblo que le rezaba y le rogaba a escondidas por la libertad y la paz venidera.  Nada, pero nada, ni el más duro golpe recibido le hizo perder sus sentimientos  ni de sus ideales hacia la enorme ternura  y confianza que sentía hacia su Virgen de la Caridad.

 

María de la Caridad fue y es uno de los mayores símbolos de la nación cubana, porque es nuestra, como siempre se expresó mi abuelo cuando la miraba como alelado.  Es la madre de todos los cubanos.  Es la morena, la de ojos pardos y mirada viva, firme y amorosa que carga en su brazo a su hijo y lo muestra, nos lo enseña, para que veamos en él al verdadero amor, a la verdadera paz de libertad cubana cristiana.  Es la Cachita de mi abuelo, no coronada de piedras preciosas, sino con el gran amor, cariño y devoción de todo un pueblo que desde hace 400 años la venera.  Como la veneró mi abuelo sin miedo alguno dentro de las rejas de cuanta prisión tuvo que verse recluido obligadamente bajo golpes, amenazas, y acosos por desear una libertad verdadera para su país.  Por amar el divino amor de su Cachita.  Por manifestarse en contra de todas las destrucciones constantes que hizo el nuevo Gobierno, maldito sea su hora, en contra de todas las iglesias cubanas y de la religión católica destruyéndola casi en su totalidad.  Contra todos los hombres que como él lucharon como buenos gladiadores valientes a la par de él por salvar a la Isla de semejante depredación vulgar, sofocante y atea.

 

Ahora cuando ya mi abuelo no está se siente semana tras semana, día a día como otro milagro divino de Cachita, andar con su cabello abundante, negro y rizado, herrero y herrador sobre una fuente que fabricó en la fragua de su misma herrería.  Imitando el sonido clamoroso de la cercana esquila de la Iglesia de la Virgen de la Caridad de su pueblo.  Allí se le escucha y se le siente entre los niños alegres del  corro, en la corona de existencia del hierro que enrojecido construyó con sus manos a golpe forjador para verla enaltecida todos los domingos en el templo que lo vio rezar como al buen pastor que oró y predicó con su voz de dulzura llena.  Con su emoción de viva felicidad ante la gozosa Patrona de Cuba, que con su derecho cabal y religioso aún sigue firme sobre el yunque que él mismo le modeló para con exactitud, calculo y avance secara las lágrimas en los ojos de los cubanos, hablara como buena madre y como buena hija que nace diariamente en el encuentro de todos los sentimientos que Dios le regala a Cuba para que sea liberada por siempre como lo soñó mi abuelo.  

O desde ese mismísimo milagro divino de ver cómo murió mi abuelo, con su hermosa y bonita Madre Cachita abrazándola dentro de su pecho de hombre soldado.  Y acariciando con su recia mano de bendito herrero y músculos de atleta al girasol que nunca le faltó junto a la alta estatura de lo único que nunca pudieron esconder ni humillar, ni desgraciar.  A lo único que no ha quitado ni la verdad ni la justicia ni la libertad patriótica: La Bandera Cubana de Nuestra Virgen de la Caridad: Madre también de los que viven y todavía mueren por salvar a nuestra bella Isla de Cuba.

En el nombre de los que como mi abuelo la enarbolan como el exponente más fiel del santuario omnipotente que tiene Cuba por agradecimiento, amor, fuerza y poder a la paz libertaria que nos trae Cachita a la Isla desde su época de mambises.

 

IDANIA BACALLAO ITURRIA

1 DE ABRIL-2013.

CUBA

 

 

 

 

 

 

ESCRITORA, IDANIA  BACALLAO ITURRIA

CUBA. 2013

 

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SANTA APODERATE DE CUBA, POR FAVOR

“MADRE DE LOS HIPOCAMPOS DORMIDOS”

Virgen de la Caridad Bendita, no  llores sobre la ausencia de los que no pecamos.

 

Madre Santa que estás sin la locura de bendecir a los cubanos, mira mis manos en tus manos.

Solo así un cosmos sin guijarro nos despertará de las heridas.

 

El llanto de los asteroides declama

en aras del amor que nació de tu luz.

 

Nació la forma, Madre,

como una presentida libre ciudad que nos esclava.

 

Abandona, Madre, la hebra de este ovillo

Y silba sobre lo extirpado.

 

Tarambana del cielo he sido yo

por eso hago excusa mi esencia  y me marcho a los adverbios.

 

Cuelga por Jesús el Cristo a San Francisco el Grande en la puerta de esta isla para tu próxima llegada.

Y dale las nupcias de lo blanco al cubano del bosque y de la selva.

 

Ya Guillermo Tell tiene novio sin saeta:

No lo apuñales.

No lo duermas.

Ya está su ojo colgando de un dosel.

 

Madre de los hipocampos dormidos,

Bésame la ofrenda de mi cintura.

Que yo también soy una hija de Guillermo

pero sin su novia

ni su cordura.

 

Licor del mar, corona clarividencias aunque sean de Venus sobre éste ombligo.

Y solo no me maltrates.

No nos maltratatemos, aún somos fugitivos.

 

No nos inclinen sobre la espuma para ahogarnos.

Aún amamos, Madre Bendita.

 

Dentro de tus dulces salobres aguas está el caballete que me dieron de pintora.

Hoy quiero recuperarlo.

El septiembre de tu luz me obliga a pintarte.

A derribar las fuertes horas desmayadas.

A irme sobre tus perseguidas olas.

 

 

Madre de las Guirnaldas Maduras,

dale a la primavera la infancia corta de los cubanos.

Golpea los tejados y almuerza en silencio.

Que Dios nos mira desde la calle.

 

IDANIA BACALLAO ITURRIA

CUBA. JUNIO 25 /2012.

 

 

 

 

 

 

 

 

ESCRITORA, IDANIA  BACALLAO ITURRIA

CUBA. 2013

 

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SECRETARIAS SIN OFICIO EN CUBA

NO CABE DUDA

Para que Niurka se encuentre

 pastando en su y con su sol de mediodía.

                                 

                                Era una manada de caballos blancos, y   

                                                 estaban pastando en nuestro jardín.

                                                              -Raymond Carver-

 

 

Duda alguna no cabe que este es un país muy tradicional.  Aún más si se habla de un tema tan abrasador como lo es las secretarias.  Esas jerárquicas mujeres que sacrifican el todo por tal de mantener una imagen similar a cualquier espejo: inmaculada.

El legado histórico de este país tiene mucha distinción con ellas.  Es como si existiera alguna influencia apoderándose de la tierra para nombrarlas reinas cubanas.  Esas estupendas mujeres que desechan el desayuno de sus hogares para entrar lo más temprano posible a su puesto de trabajo y allí, solo allí desarrollar sus habilidades culinarias como ofrenda patriótica al jefe; ese único hombre que también es un heroico, un ganador de todas las peleas de la vida.  Un tipo como ninguno: intachable.

Esto solo sucede en Cuba, aquí el celo de las tradiciones es casi religioso.  Ya lo vemos en este pacto de sangre que firma –desde el inicio-  la secretaria con su jefe.  Ese tipo que ella ya lo tiene como suyo, algo que no apareció a la edad de los 30 ó 3l años sino que llegó en el preciso momento en que ella hizo su aparición en la tierra –tierra cubana, por supuesto-

Esta tradición es un menú selectivo, algo que nadie puede traicionar mucho menos si se hace especulando.  Agredir a una secretaria en este país es como admitir que el jineterismo le aporta a esta tierra un alza a la economía.  Cosa ésta que hay quien la echa a andar muy a menudo.  Asunto éste que no es nuestro porque no es una característica fiel de una secretaria; aunque han existido algunas que para mencionarse más que las grandes estrellas de cine han optado también por lo que la chusma, la escoria, la gentuza nombra como putas.

Pero una puta, qué es en sí una puta.  Un talento local, un alma destrozada, una antiamericana… O simplemente es aquella secretaria que para premiar con creces y optar por un primer lugar ante su jefe, también hace el papel sacrificado de los premios de primera instancia: los cien dólares por compañía nocturna.

No son “Cien Años de Soledad”. Si los comparo con Macondo es un gesto de desamparo que no se debe ni recordar porque aquí al Gabo se le olvidó ser un compatriota tradicionalista, le faltaron las secretarias.  Esas nalgas pálidas y pocos durmientes que vemos en la cotidianeidad como la única mujer que nunca jamás abandona a su jefe.  Su jefe para ella es Dios; mucho más si el jefe es un hombre comprensivo, dadivoso y solo le manifiesta asuntos de trabajo cuando están rodeados de personas tan trabajadoras como son sus compañeros.  O sea, los súbditos: micro escenas, productos del sudor; cuando ellos, el jefe y la secretaria están a solas.

Porque este momento ya existe, la soledad de ellos ya la tienen; inclusive usan un código muy responsable que es el de descolgar el teléfono con la mayor seriedad posible para que se deshaga de inmediato alguna discusión o queja airada sobre un trabajo determinado.

Indudablemente el uso de la farsa y la burla es un dulce en estas escenas tan prototípicas del oficio.  No lo podemos pasar por alto; el exquisito aplomo que mantiene una secretaria ante una platica  telefónica es más que distintivo.  Su voz toma un acento metálico y con un connotado discurso enuncia cada situación de su puesto de trabajo como si estuviera representando por sí sola –y hasta sin su jefe presente-  una acuarela de Lam.  El procedimiento es notorio; temporalmente los infinitos conflictos del trabajo se tornan escenas de exquisito aplomo; y hasta existen momentos que la secretaria recibe sus felicidades.  Enfrascada tan arduamente en su trabajo y estilizada totalmente en el manejo de la multitud, no cabe duda que el primero que le regala dichas felicidades es su jefe; que con su sonrisa viscosa le entrega unas florecillas hurtadas del mismo cantero que él mandó a sembrar mediante una exhortación de memorándum que escribió dicha secretaria, con unas descripciones tan excelentes que sus compañeros lograron de una tierra no virgen una proyección pictórica preciosa.  Un edén casi irremplazable en el centro de trabajo.

Después de un intervalo de varios meses aconsejado por la secretaria, el jefe indicó el lugar donde se sembrarían las refulgentes florecillas: debajo de la ventana de su despacho.  Allí, desde el punto de vista cognoscitivo sería un desarrollo muy amplio para la percepción interna de los trabajadores.  Los vértigos, abstracciones, dilemas,  e irreverencias serían absorbidos por las flores de vanguardia que aportarían con sus vistosos colores una paz de espacio y tiempo con incisiva nitidez y profundidad.  Nuevamente la secretaria se enfrentaba ante todos con su visión artística y su experiencia enriquecedora.  La tradición ahora es un fenómeno transcultural, y no queremos dar por sentado que la secretaria es una vivencia de la transculturación.  Son sus hechos –ya relevantes- los que la encaminan a despertar en algunas asfixias, en otras envidias y en otros la omnipresencia.

 

El Dios mujer que ha llegado con su compenetración y simultaneidad a circular como el soplo y la llama de la vela.  Juntos, sin dejar espacio para otra creatividad artística que no sea la de ella.  O en este caso también la del jefe que la apoya por tradición.  En este país es evidente el predominio de estas raíces.  La secretaria es una persona en marcha con un jefe inmóvil ante sus mecanismos de presente vivo; de percepción interna de tiempo y espacio.  Aunque lo tradicional de la secretaria es agrandar la estética futurista, engendrando impetuosos ingenuos que ingeniosos. Esto es aludiendo a esos desventurados envidiosos que con sus accidentadas influencias critican hasta la epidermis de la secretaria.

Una epidermis que se lava con tendencia de espejismo.  La limpieza de su cuerpo es como si fuera un cuadro esbozado para la dar la sensación de tener su alma como su cuerpo: blanco-uniforme en sus carnes. Partiendo de la práctica de recibir el regalo mensual tan estimulante que le hace el jefe por su tierno drama de cristalizar el puesto de trabajo con su presencia: una jaba de estímulo.  Algo que irradia ideas, visiones y posibilidades inusitadas.  De esa jaba con su forma indefinida brotan las más extrañas sugerencias; desde subir desde el fondo del alma humana hasta la reproducción material de una situación engorrosa dada en el puesto de trabajo, y solo en dicho puesto de trabajo.  Estas situaciones son las que hacen una tradición que anuda voluntades en la secretaria; y mantiene a todos con una fantasía ilimitada.

Tanto es así que mi vecina Estrella se ha unido a estas condiciones tradicionales para aceptar de inmediato una plaza de secretaria.  Unas leves palpitaciones como prueba de que viviría una vida totalmente ajena a la que tenía le agolpaban el pecho a cada instante.  Había salido de todo; del tiempo que se negaba, de su primera aspiración (que solo ella recordaba), de estados acrónicos, de atmósferas congeladas para adentrarse en su acontecimiento como un fenómeno espacial: ella también sería secretaria.

En su idea grandiosa, Estrella hizo dejación hasta de lo más alienado que puede conocerse: -su propia vida-.  Y disfrazada con la imagen del pobrecita, qué buena es ella entró a su puesto de trabajo.  Constituiría la luminosa alma de la fuerza directriz de su jefe.  Como una irresistible necesidad de su formación no excluye a nadie de sus compañeros, menos aún ese sentimiento de fidelidad; al genio de la raza cubana que se le propone como jefe.  Un hombre identificado como un modelo extraño de comportamiento; pero en este país un jefe es el genio de la raza que lo impone como refundición de los aspectos necesarios de su formación.  Sangre de hispania fecunda, espíritu de legado de sus ancestros.  El jefe de Estrella tiene porte. Estrella ha producido sus mejores frutos y ha encontrado su más auténtico porvenir: -un jefe que completa la obra de su generación-.  Un jefe que tiene un origen, una lengua, una costumbre y una religión… y la unión de estos vínculos se llamarían Estrella.  Esa intensa y profunda combinación creadora que fértil y sumisa había llegado con una gran aspiración: -ser la secretaria modelo-.  En virtud de la historia y las condiciones reales de su pueblo y sus tradiciones.

Estrella respirando su interior ya presentido dejó hijos, marido y hasta al padre para unir su salvaje deseo al oloroso rostro que su jefe después de afeitarse traía como un aroma ambiental, sembrando su existencia gubernamental en una Estrella que ya formada en tradición dejó su falda colgada en una silla, y atrapó como una centella la mayor oportunidad que tenía de hacerse una profesional: el lugar donde las piernas del jefe se abrían en un compás de abanico debido a su terrible dolor de cabeza mensual.

Allí Estrella hizo un letrero de tradición con sus ojos famélicos cuando vio rugir ante ella una torrecita de luz humilde y de poca intensidad, pero ella ya ardía buscándose su propia tradición en la patria de los mayores valientes, y oteó los sabores del aliento de desamparo que cuidadosamente entraba ya en su boca para aquietarse como quien obedece un día de cumpleaños.  Serena y cuidadosamente sacó su néctar oculto de un pecho perfumado para que los rastros de la ferocidad inocente terminaran allí como una campana de cristal que bautiza a sus santos cuando sin mucho latir ni mucho equilibrio se abrió de pronto su pila de agua para regarle sus girasoles; quedando ella como un valle bautizado que bebe sus mieles con mucha ansiedad, refortaleciendo así su condición de secretaria, que ahora ya realzada como una flor en el nuevo cantero apuntaba hacia la otra tradición que la tierra traía, un Adán y una Eva contemporánea que para no confundir el trabajo con la cotidianeidad muy a menudo se comen juntos las manzanas que traen al comedor de la empresa, después que la propia Estrella hiciera toda gestión para que llegaran a tiempo, y los compañeros estuvieran complacidos dando hasta el último esfuerzo en el trabajo para ser un centro ganador de la emulación del año.  

 

 

 

ESCRITORA, IDANIA  BACALLAO ITURRIA

CUBA. 2013

 

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