EN QBA NO HAY AVES LLANAS

"EL COLOR DE LA AVELLANA"

 

Quién hablará nuevamente de poesía cuando ya Martha deje a un lado sus altos tacones rojos y se fabrique una barba de terciopelo para salir muy despejada a carminar por las calles de su Habana.

Qué sucederá ahora con su mamá, quien no ha tenido la culpa del relampagueo que también tiene ahora Martha cuando habla con una voz que a la pobre vieja le parece equivocada, enferma, inyectada con una dosis demasiado rebelde.  Demasiada tosca.

Y dónde estará Yessica, que parece que se ha agarrado a un vuelo supersónico y está desaparecida.  Hay tanto silencio con respecto a ella que tal parece que se incorporó a sus muertos. 

Pero al pájaro que vuela no intentes nunca detenerlo, y menos preguntarle porqué si antes no volaba ahora lo hace con una facilidad inaudita ¿Qué le habrá pasado que prefiere el destino del exterminio? ¿Tendrá que ver Martha con esta pesadilla de Yessica?

¿Y porqué será que Martha se ha lanzado así?  A fugarse de lo enorme para lo pequeño, según le vociferan los hombres cuando pasea por las calles de La Habana con sus ahora altas botas militares, su boina de dibujo adusto y su austera trinidad de: ¡Quítate tú que voy yo!

Dónde será que está pasando todo esto, ¿eh?  Porque yo no sé ni quién es Martha, ni quién es Yessica y menos aún dónde queda esa Habana.

Ah… así  La Habana es Cuba. Una isla del Caribe, y Martha es una de las que dijo: ¡Hasta aquí llegué y se salió del escaparate!

¿Ah… y entonces Yessica quién es?

Le preguntó mi duende hembra  a su sombra hembra.  Y solo se sintió el portazo de un escaparate que no era del de Martha.

 

JUNIO 2012

                     

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