POESÍA QUE SE HEREDA NO SE OLVIDA

 

LA PRIMERA HOJA DE LA VIDA

 

Yo pude ser radiante.

Sacar mis pies de las orquídeas

que cierta vez me trajeron el alma.

 

Pero me disculpo.

Ahora solo contento a dios con el agua indefensa

que le justifico.

Varios signos muy a menudo nos hacen ingenuas.

 

he respetado excesivos instintos:

 

La carta que volvía a ocurrir

La esperanza que corta la conjura

El hambre que se abandona en los años.

Con los años.

 

Yo pude pretender preguntarle al mismo Dios

qué es este paso lentisco que me encamisa.

Demostrarle el atraso que sus simientes me afirman

sobre la primera hoja de la vida.

 

Pero estoy ocupada en este testimonio vivo.

Horneo el pastel que se afirma omnipotente.

Solo así se hace fallido el yo pude ser radiante

con cierto desengaño.

 

1 nov 2011

 

 

 

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