NARRAR ES UN PLACER...

LOS HIJOS DELA LUNA.

                                                        Para mí…

 

El signo zodiacal Cáncer es la más puta palabra que se puede decir en toda la historia de la humanidad.  Nacen con palabras tan dispuestas que se disparan sobre todos como si fueran aldabonazos que nadie entiende, y que si alguien llega a entender es solo para mover discretamente la cabeza, como diciendo: Silencio, quien está hablando es Erika,  un signo Cáncer. Alguien que parece un  demonio instigador, pues a todos nos tiene devorados como autónomas.

 

Dicen que este signo tiene en su mano decidir dónde desea estar, y con quién desea estar.  O sea, Dios lo ha dotado de ser un vagón moderno que lo mismo se mueve con electricidad que con energía mecánica.  Y que le importe tres cominos lo que digan los demás.

 

La mujer canceriana vive sin aliento desde que se levanta, el hombre no.  Este nace cumplido en sus obligaciones. Ahí tienen a Erika,  le hormiguean las palabras, alcanza a oír lo que sucede y no sucede a su alrededor.  El lenguaje de los demás y las sensaciones parecen que se le acercan como brisa que se le viene encima, y llega el día en que ya no puede más y carente ya de sentido, Erika se lanza.  Grita, aplasta hasta los pastos alpinos que se le vienen a su paso.  Emite sonidos guturales que cuanto espectador que la escucha la cataloga de vehemente.  Cuando, Erika lo único que tiene es que está donde no debe estar y vive con quien no debe vivir.  A viva voz soltaría ella todo lo que tiene dentro, pero se lo traga porque está prohibido, aquí en este pedacito todo está prohibido.  Está prohibido dormir con los ojos abiertos, está prohibido montarse en tranvías, está prohibido hacer un espectáculo de vivo porque es necesario que sea de muerto… Aquí es donde Erika más se estremece con fiereza y suelta hasta espumarajos por los que férreamente se tiran para la calle a soldar zapatos en vez de a coserlo.

 

Erika es un caso sin par.  Por lo visto ha pasado de la etapa de los ruegos a la etapa de los quítate del medio que soy yo la que viene llegando.  O sea, dispara para todos los lados sin colocar advertencias.  Y es que Erika aprendió que en este pedacito de tierra, donde todo está prohibido, prohibido, prohibido… Y más prohibido,  la gran sensibilidad de su signo zodiacal Cáncer es una mierda, y que si no se mueve como una veleta será excluida de la historia.  Y esa sí que ella no quiere ni querrá nunca perdérsela.  La historia es su vagón moderno.  No quiere que solo sea Maria Salas quien la cuente montándose en su vagón.  Ella necesita y con mucha urgencia cumplir con su nacimiento.  Le hormiguean las manos, las neuronas, las células, los pensamientos, las palabras,  por grabar claro y bien duro dentro de la historia.  Ese es su gran afán. Y de que lo logra, lo logra.  Con Erika ya no hay próxima parada. Tiene un tiempo record para eso.  Ya todos lo dicen.

 

Nada de estar como antes,  esperando y esperando.  Ya está a punto de lograrlo todo con una rapidez,  que el mismo Dios se ha preguntado cómo es que lo ha logrado.  Erika no sabe si acaso ella misma es quien intencionalmente ha logrado este impulso tan distinto al de los demás.  Porque es un impulso fuera del contexto zodiacal.  Anda a pantalones limpio, sus zancadas se van directo al centro de lo que busca.

 

Y aquello de que la mujer canceriana es una feminista, una hogareña, madre de todos los hijos de la tierra, hija perfecta de la luna lo ha mandado para la más putas de las fracciones y sí se ha quedado con los árboles y con las damas que se visten de blanco y no usan collares de santería… Se ha quedado con lo que hace mucho tiempo tenía que haberse quedado: el desquite.

 

Los enemigos de Erika ya lo saben y se juegan la peseta en la esquina tratando de desconectarla del planeta tierra, pero lo que ellos no saben es que de Erika solo queda el nombre, porque ahora es más que un perro que chilla cuando lo tratan de alimentar con venenos en las carnes para cazarlos como si fueran bacterias sucias que se diseminan.  Eso sí que no está prohibido.  Darle al perro lo que es del perro.  Eso ya Erika lo aprendió.  Y no solo lo aprendió, también lo expulsó.  Se lo sacó por completo de adentro. Lo vomitó como vomita contra el contrincante que quiere interponérsele.  Erika se ha labrado dentro de una manada de búfalos en embestida.

 

El signo zodiacal Cáncer bajo el cual nació un trece de julio lo guardó.  Lo tiene bajo las siete llaves del trono de otras dimensiones que solo ella y nadie más conocen.    Ya se acabaron los tonos falsetes.  Ahora está en la tierra desde aquel trece de julio pero para completar su historia.  Y no le va a permitir ni a María Salas ni a nadie que llegue y le exija, le refunfuñe, la habite.  Erika está totalmente molesta con lo prohibido.  Y seguirá resoplando porque  Erika apolilló como a una rama seca al patito feo que fue y que no será más.

                                       2 de junio 2011

                               IDANIA S. BACALLAO ITURRIA

 

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